viernes, 20 de marzo de 2015

El santo de la botella



St. Vincent   




Vincent es alguien que normalmente conocemos como un viejo de mierda. Se lleva mal con casi todo el mundo, no le interesa nadie más que el mismo, toma, fuma, se la pasa puteando, es putañero. Y de un día para el otro tiene que empezar a cuidar al hijo de su nueva vecina; con la excusa de cobrar un sueldo como niñera. Así es como Vincent empezara a abrir su coraza y todos comenzaran a saber porque es así.

Estamos ante el clásico relato de “viejo mal llevado que en realidad es bueno”, así que aquellos que esperen ver algo nuevo u original, vayan pensándolo dos veces antes de ver esta película.

Pero irónicamente, en el cliché es en donde tiene su virtud, porque para eso vejete mala onda, acertaron poniendo al grandísimo Bill Murray en un papel que le viene como anillo al dedo. No porque suela hacer de insoportable o borrachín, si no porque es alguien a quien si le creemos que con el paso de los años se hay vuelto un amargado que perdió casi toda humanidad que le quedaba.

Para ser más específicos, imagínense al Doctor Venkman de Los Cazafantasmas, pero ya muy grande y que la vida le fue sacando de a poco sus amigos, su pareja y todo lo que le daba alegría a su vida. Y uno entenderá porque pese a que se nota que no es tan malo como aparenta serlo, tiene motivos para querer estar solo consigo mismo.

Es una pena que al gran trabajo que hace Murray, los secundarios no lo secundan como deberían. El chico en cuestión es un nene genérico que no destaca ni molesta, pero no tiene esa química que se necesita para estas películas donde convive un adulto con un niño (por ejemplo, Gigantes de Acero se sostenía en gran parte por eso). Y los adultos tampoco suman demasiado.

Por desgracia Naomi Watts está bastante sobreactuada y no logra sacarle jugo a un papel que podría haber sido el complemento perfecto para Murray, pero se la nota bastante forzada y dura (raro verla no actuando bien). Y también es increíble que la insoportable y odiable Melissa McCarthy lejos de querer asesinarla como suele suceder, acá está (quien lo diría) soportable. Es más, diría que hasta actúa mejor que la Watts.

Pero como digo, ninguno le hace sombra a Murray y prácticamente lo dejan solo cargando la película a sus espaldas. Por suerte el guionista decidio no ser extremadamente corrects con el humor, y vemos bastantes burradas por parte de Bill, sobre todo estando borracho y puteando a todo el mundo. Por suerte no recurrieron al humor escatológico, que eso también suma.

Uno no quiere ser malo con el debutante director y guionista Theodore Melfi, porque está haciendo sus primeras armas. Pero la verdad tanto a nivel dirección y guion el film es bastante plano y no destaca ni en una ni en la otra. La dirección es discretísima, digna de estudiantes de cine, porque no se ve un atisbo de personalidad. Y como ya dije la trama esta mil veces vista y se sostiene solo por su protagonista.

Como cavia esperar, el film paso totalmente desapercibido por los cines, y a nivel critica profesional y amateur tampoco fue odiada pero tampoco amada.

ST. Vincent es una película del montón, de esas que uno la pasa bien mientras la ve, porque más o menos sabe que va a pasar, y quizás hasta se ría gracias a su protagonista; pero a la semana ya nos olvidamos que la vimos. Y eso en el cine como en cualquier arte, habla de algo hecho a medias.



Un saludo gruñéndole a la vida.



Nota: 6


Jorge Marchisio

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